Ecozoico y cambio climático

El contexto cosmológico para pensar nuestras políticas públicas. Javier Medina

Introducción

El Proceso de Cambio se ha detenido en menos de seis años; no sólo eso, sino que con una rara crueldad ha empezado una restauración de sueños trasnochados y no cumplidos, por ausencia de sujetos que, por razones culturales, la puedan llevar a cabo. En efecto, los animistas amerindios conspiran, instintivamente, contra una industrialización de la sociedad, como lo hicieron los “animistas” cristianos del Romanticismo, en la Europa del siglo XVIII. Podremos tener fábricas (y es bueno que los bolivianos occidentales se pongan las pilas para ello) pero nunca lo que se llama una sociedad industrial [2]. Aparte que, tampoco sería deseable[3], vistos sus resultados ecológicos: cambio climático; sociales: pobreza y políticos: deterioro de la democracia.

Necesitamos munirnos de mayor información y recargar las baterías espirituales de este país para poder seguir viviendo con sentido y creatividad. Y la tarea no es chica. Precisamos inventar un nuevo estilo de vida: frugal, cooperativo, cualitativo, en simbiosis con el universo, habiendo aprendido las lecciones de la aventura monoteísta y teniendo en cuenta lo que nos ha tocado como herencia: criar nuestra biodiversidad, que no es poco; es estratégico si queremos sobrevivir como especie [4].

 

Explicitaré mis supuestos. El espectáculo – sobre todo – de los dos últimos años, me reconfirma en el hecho de que todas las civilizaciones nacen, crecen y mueren; también la nuestra: la industrial-occidental. Y cuando a alguna le llega el momento, los dioses, como decían los griegos, vuelven ciegos a los que van a desaparecer: los políticos del Norte siguen traspasando recursos públicos a los banqueros globales que han financiado el ecocidio industrial, para seguir haciendo, con más ímpetu, más de lo mismo: corriendo con más velocidad al colapso ecológico y financiero. Y, mi otro supuesto: nuestra marginalidad, respecto de Occidente, es ahora nuestra mejor baza de futuro.

 

Esta reflexión la hago desde la tradición judeocristiana (católico-sefardí, para ser más concreto) en conversación con la ciencia actual y la perspectiva amerindia [5].

El cambio climático

Lo primero, que no solemos hacer, es ubicarnos dónde estamos, como habitantes del planeta Tierra. Nos hemos acostumbrado a la ilusión de que solo vivimos en la historia: es decir, sobre el solo eje del Tiempo y, aún en ese supuesto, que es parcial, de una manera por demás corta de vista.

 

Es preciso poner las cosas en perspectiva, también temporalmente. El ser humano aparece en la era cenozoica, los últimos 65 millones de años; el homo sapiens sapiens, hace unos 200,000 años; este hombre se supo parte de una naturaleza animada y es el inventor de lo que llamo el Animismo[6]. Hace 5,500 años aparece el Monoteísmo que siembra las semillas del cambio climático actual:

– el mandato de Dominar la Tierra,

– el desarrollo de la escritura: la abstracción esencialista: el inducir la idea de que las palabras, sobre todo los sustantivos, son las cosas

– el desarrollo de la herramienta, que supone la escisión, la separación del sujeto respecto del objeto

– el desarrollo del dinero: el abstracto más concreto que, a través de las tasas de interés, va a dar lugar al Capitalismo, como la forma secularizada del Monoteísmo actual. El Animismo producirá la Reciprocidad: la otra manera de gestionar la energía social.[7]

 

El Monoteísmo da lugar a instituciones separadas de la naturaleza; por tanto minimiza el feedback y maximiza la autonomía, la autosuficiencia, la soberanía, es decir, la no relacionalidad con el contexto biótico. El Animismo construye sus instituciones sociales, políticas y espirituales en el continuo de la naturaleza.

 

El Monoteísmo cultiva la necesidad de detener el eterno fluir de las energías. Para ello inventa el concepto de Ser que da estabilidad a lo que nos imaginamos es la realidad. Después aparece la Ley de Moisés: la palabra del Padre, que no cambia, es fija, permanece y es absoluta. A continuación la “forma Estado” se encarga de lo mismo, sólo que de forma secularizada, para terminar de congelar la comprensión animista en una forma mecánica, inerte, fija, bajo control masculino. Este dominio masculino de la Tierra ha producido el cambio climático en curso.

 

Ninguna de las tres religiones abrahámicas, a través de sus instituciones y portavoces oficiales, reconoce culpa o responsabilidad alguna en el calentamiento del planeta. Tampoco los Estados modernos. Véase su actitud respecto del Protocolo de Kyoto: no comprometerse, y las propuestas de solución económica de la Zona Euro: seguir creciendo [8].

 

Se mueve el suelo

 

Ahora bien, este modelo estable e inerte deja de ser funcional en el caso del cambio climático: inundaciones, sequías, terremotos, maremotos, deslizamientos de cerros, lluvias donde había sequía, sequías donde había altas precipitaciones, incendios…en fin, este modelo fijo se convierte en una trampa mortal, cuando el suelo se nos mueve y trastoca bajo los pies.

 

El mundo andino prehispánico estuvo regido por el control vertical de un máximo de pisos ecológicos o simbiosis interzonal, como mejor la llamara Ramiro Condarco[9]. Este modelo high tech de ordenamiento dinámico y de acuerdo a los ecosistemas, entendidos y tratados como seres vivos, por tanto, imprevisibles e inciertos, les permitió criar una civilización-red en el continuo de la naturaleza, no de su separación. Este modelo de tipo neural fue reemplazado por el modelo mecanicista y estático de las Reducciones promovidas por el virrey Toledo, que están en el origen de las actuales provincias y corregimientos. Salimos perdiendo con el cambio. Ese ordenamiento fue un retroceso.

 

Nuestras ciudades son una trampa letal, si sobreviniera un terremoto de 7 grados en la escala de Richter. Las laderas de La Paz son un peligro cada temporada de lluvias; ni hablar de Trinidad, construida sobre una laguna temporal. Cada que nieva en el norte de Potosí, la muerte del ganado es inevitable; ya no tienen el control vertical prehispánico para moverse a otros pisos ecológicos. Las carreteras no remplazan los “caminos del inca” que conducían a “islas multiéticas y pluriecológicas”, llenas de biodiversidad y abundancia, sino que llevan a las nuevas trampas urbanas, dependientes de un solo recurso: dinero. La escolarización: la letra, pavimentó el camino hacia las ciudades. Para terminar de cristianizar a los indígenas, ortodoxamente, había que alejarlos del contacto directo con la naturaleza, que facilita la idolatría: la relación con las fuerzas concretas de la naturaleza. La ciudad honra lo abstracto; es secular, por diseño[10]

 

La “forma Estado”: estática, no sirve para sobrevivir el calentamiento global: que es dinámico. Para ventura nuestra tenemos la “forma Ayllu”[11] que, en el calentamiento global de hace 10,000 años, hizo de la amenaza climática una oportunidad para inventar la agricultura, tener soberanía alimentaria y adaptarse a la cíclica llegada de la Corriente del Niño, debida al movimiento de rotación terrestre y, en consecuencia, al desplazamiento de las mareas cálidas del hemisferio norte que chocan con las mareas frías del hemisferio sur, Corriente de Humboldt, siempre dentro de la zona intertropical. ¿Por qué no queremos aprender de esas experiencias, cuyo know how poseemos [12]?

 

Se debe mover también nuestra comprensión del suelo

 

Si el planeta Tierra se está moviendo, como es obvio para todos, no pueden quedar fijas las leyes y normas que nosotros mismos nos hemos dado. También tienen que moverse para podernos adaptar al cambio de era geológica, que es de una dimensión nunca vista. Debemos dejar de pensar sólo desde el horizonte de la historia: pasado-presente-futuro, y de no querer tener en cuenta el espacio pues, inconscientemente, lo presentimos como el lugar de la idolatría. Debemos avanzar a diseñar nuestras políticas públicas, como enseña Einstein [13], desde la complementariedad del tiempo y el espacio o como dicen los pueblos andinos: desde Pa-cha[14]. Estamos obligados a pasar de un modelo fijo, inmutable, mecanicista [15] (que consolida la actual Constitución) a una visión flexible, relativa, biodinámica y cuántica [16] de otro tipo de relaciones vivas con la Naturaleza de índole post-monoteísta.

 

Pondré un solo ejemplo; el más urgente que tenemos y que el paradigma newtoniano [17], que rige la política boliviana, invisibiliza irresponsablemente.

 

Si fuéramos inteligentes haríamos lo que hace un amerindio descolonizado: dispersar el riesgo. Es decir, en términos actuales, drenar las ciudades mayores a 500,000 habitantes en una red de pueblos de verdad interconectados, no mayores a 20,000 habitantes, con todos los servicios y una plataforma productiva diversificada e incluso industrial para posibilitar el vivir bien; no el lucro. No es racional, por ejemplo, que el 70% de la población paceña se concentre en el perímetro: Hoyada-El Alto-Patacamaya-Copacabana. Seguimos, acríticamente, un patrón de asentamiento cancerígeno, psíquica- y físicamente. Veamos El Alto. Casi un millón de hacinados entre asfalto, cemento, ladrillos y láminas de zinc; ambiente seco, con alta tasa de radiación e insolación, por tanto electricidad estática no amainada por la vegetación: árboles, verde, humedad; no me referiré a la contaminación acústica ni a la producida por el parque automotor. ¿Cómo sorprendernos que las tasas de violencia física y psíquica sean tan elevadas? Con razón el amauta alteño, don Mario Torrez, sostenía que no puede haber Suma Qamaña en El Alto[18]. Ese “progreso” y “desarrollo” no son racionales, ni deseables.

 

Nuestras capitales departamentales, sobre todo las del eje central, son patógenas. La inseguridad ciudadana, que se nota hasta en Cobija, no se resuelve con más policías y videocámaras; sino volviendo a ocupar el campo y creando estilos y sistemas de vida conviviales: amigables con la naturaleza y las personas, ecológicamente sustentables. Tenemos que ilusionar a nuestra juventud, sobre todo universitaria, a otro estilo de vida. Si son inteligentes ya se habrán dado cuenta que, como generación, no tienen futuro laboral en las ciudades. La escuela y la universidad tienen que convertirse en el camino de regreso al campo, a la naturaleza. Para ello hay que cambiar su estructura, orientación y curricula. La Ley Avelino Siñani, con adornos autóctonos, pretende consolidar una occidentalización de segunda clase de los amerindios bolivianos. Un auto-etnocidio, único en el mundo. ¡Ay, los tatacuras han hecho demasiado bien su trabajo! En el sistema educativo, el monoteísmo funciona con piloto automático. Los responsables de la educación, no se dan cuenta que el monoteísmo, en la modernidad, se expresa de modo secular. No hace falta decir Dios; basta decir Razón. Cumplen la misma función.

 

¿Cuál es el nuevo pensamiento?

 

El Ecozoico

Lo que está sucediendo no es sólo otra transición histórica; la declinación y caída del imperio americano, como otrora cayeran el imperio británico, hispánico, romano o desaparecieran los etruscos, los mayas … Es más dramático. La actual devastación planetaria significa anular cientos de miles de millones de años de evolución de la Tierra. Es un cambio sin precedentes en los cuatro mil quinientos millones de años de historia de nuestro planeta. Pero – los monoteístas – no sólo hemos cambiado la sociedad, sino también la estructura de los ecosistemas terrestres. Hemos cambiado su química y su geología. Ahora mismo, por ejemplo, estamos cambiando la capa de ozono y la composición del aire a nivel mundial, provocando el llamado efecto invernadero [19].

 

Sucesos de este tipo y magnitud jamás habían ocurrido antes. Hubo significativos momentos de extinción a fines del Paleozoico (alrededor de 220 millones de años atrás) y del Mesozoico (65 millones de años atrás). Pero, ahora, estamos en la fase terminal del Cenozoico, período en que se está destruyendo gran parte del desarrollo de los últimos 65 millones de años. Hemos enfatizado, unilateralmente, las energías fermiónicas [20], patriarcales, que destruyen los principales sistemas vitales aparecidos durante el Cenozoico.

 

En el Cenozoico se han desarrollado plenamente la flora y fauna. Muchas de estas especies existían antes del Cenozoico, pero su florecimiento se completó en los últimos 65 millones de años. Entonces aparecimos los humanos. Los últimos 200,000, años la huella ecológica del hombre animista no fue fatal; logró un delicado equilibrio entre las energías bosónicas y fermiónicas[21]. Es el hombre monoteísta el que rompió este equilibrio al enfatizar una sola energía: la fermiónica: patriarcal, estableciendo una secuencia invertida de las fuerzas que operan en la naturaleza. En alguna medida estamos negando todo el proceso cenozoico. Lo que está sucediendo es de esta magnitud. Todas las modalidades humanas de ser que existieron en el pasado están siendo profundamente alteradas. Nosotros mismos estamos cambiando. Así como el planeta está cambiando más de lo que cambió en un período tan prolongado, el orden humano, que provocó estos cambios, se deberá modificar de una manera igualmente profunda. Incluso podemos decir que todas las tradiciones religiosas iniciadas hace 5.000 años han cumplido en gran medida su misión histórica. No podremos prescindir fácilmente de sus logros tecnológicos. Pero deberán cambiar a un nivel jamás visto antes.

 

La historia del universo guarda el misterio de la realidad. Podemos leer la historia del universo en los árboles, todo relata su historia. Los vientos la cuentan literalmente, no sólo en forma imaginaria. Es más, estamos estudiando, ahora, la composición de la atmósfera; los cambios en la órbita de la Tierra alrededor del Sol; la dinámica de las placas tectónicas y su efecto sobre la situación relativa y la cantidad de corteza oceánica y terrestre; variaciones en la actividad solar; la dinámica orbital del sistema Tierra-Luna; el impacto de meteoritos de grandes dimensiones o las erupciones volcánicas. El tiempo deja su huella en todo lugar y, por eso, es tan importante conocerle. Si desconocemos esta historia, en cierto sentido no nos conocemos a nosotros mismos; no conocemos nada. Somos unos bárbaros.

 

Entre los científicos también hay una tendencia creciente a darse cuenta de que las implicaciones de la ciencia, van más allá de ella. Existe un elemento de fe en los alcances fundamentales de la experiencia científica. La gravitación, por ejemplo, es una experiencia y en cierta manera también una creencia, porque es un misterio que no podemos manejar adecuadamente. Creemos en dios de la misma manera que creemos en la estructura subatómica. Nadie les ha visto, pero observamos sus efectos… sobre una pantalla o en las maravillas de la creación. La diferentia specifica de la ciencia actual es trans-científica y trans-disciplinaria [22].

 

El comienzo del universo, que los cosmólogos llaman Big bang, fue un constelado de energías articuladas en una unidad inseparable. Las partes del universo se diferencian externamente, se articulan internamente y se unen en una amplia relación de cada partícula con todas las demás. En el comienzo están las energías fermiónicas: las fuerzas expansivas, diferenciadoras, y las energías bosónicas: las fuerzas inpansivas, homogeneizadoras. Energías centrífugas y energías centrípetas. De modo que tenemos dos fuerzas al comienzo del universo: un proceso emergente de diversificación, especie de explosión y, luego, un proceso de contención. Es muy importante la atracción que todo ejerce sobre todo lo demás. Nadie sabe en qué consiste, esta atracción. Isaac Newton, que formuló las leyes de gravitación, ignoraba qué era todo esto. Estableció las leyes de esta atracción, pero no sabía en qué consistía, y aún nadie puede decirnos qué es la gravitación. Pero sí sabemos que las fuerzas atractiva y explosiva constituyen la llamada curvatura del universo [23]. Todo lo que existe lo hace en este contexto, la curvatura del espacio. Si la velocidad de la luz en la emergencia del universo hubiera sido una trillonésima de fracción más rápida o más lenta, el universo se habría desplomado o explotado. Debía ser precisamente la trillonésima parte de un trillón. ¿Por qué? Porque la curvatura del universo tenía que permitir que éste siguiera expandiéndose sin desplomarse ni explotar. Así, tenemos un universo unido, pero no tanto como para ahogar su expansión y creatividad. Si la atracción sobrepasa la expansión, se desploma. Y si la expansión supera la atracción, explota. Este delicado equilibrio posibilitó la vida en el planeta Tierra.

 

En el universo, todo está genéticamente emparentado con todo lo demás. Hay literalmente una familia, un vínculo, porque todo desciende de la misma fuente. En este proceso creativo se originan todas las cosas. En la tierra, todos los seres vivos derivan claramente de un solo origen. Literalmente nacemos como comunidad; árboles, aves y todas las criaturas vivas están unidas en una sola comunidad de vida. Esto nos da la sensación de pertenencia. La comunidad no es un sueño ni algo que podría ser hermoso. Literalmente somos una sola comunidad. La tierra es una sola comunidad de existencia, el contexto donde existimos.

 

Experimentamos el mundo como diferenciación y diversificación; cada partícula tiene su propia interioridad, su estructura interna de identificación, su ser interno. En cierto sentido, todo participa «en persona», por decirlo así, todo tiene voz. Todo se manifiesta y todo recibe algo de todas las otras partículas del universo. Así obtenemos la comunión de las cosas. El volumen de cada átomo es el volumen del universo (si consideramos que todo átomo está donde se siente su influencia). Todo átomo influencia de inmediato a todo otro átomo del universo, aunque estén a miles de millones de años luz. Aún existe el vínculo.

 

Lineamientos de políticas públicas para la era ecozoica

Pues bien, si el cambio en curso es de esa magnitud, tenemos que ampliar nuestra mirada y nuestro corazón, de tal modo que ello nos permita no sólo sobrevivir como especie sino, encima, vivir bien en comunicación afectiva con la esfera invisible de sentido. No somos un cuerpo que tiene alma, vida, inteligencia: somos esa misma alma-vida-inteligencia que está sólo un parpadeo y es eternamente. Tenemos que revertir los últimos seis mil años. Necesitamos un nuevo “tiempo axial”[24].

 

1. El universo es una articulación cooperativa de sujetos y no una colección de objetos; más exactamente: una coordinación entre jaqi. La pareja (opuestos complementarios) es, en efecto, la unidad mínima de lo político y lo sagrado[25]. Necesitamos una nueva narrativa de la historia del universo, basada en la nueva cosmología y ya no en las cosmologías de la Mesopotamia de hace cinco mil años. La física actual nos ha ofrecido los datos esenciales para este nuevo menester [26]. Tenemos que construir colectivamente nuestro nuevo mito de origen. La civilización capitalista ilustra, escalofriantemente, lo que ocurre cuando la dignidad interior de las personas se deteriora: nosotros, las montañas, los océanos, los bosques, los animales…dejan de recibir la veneración y com-pasión que se merecen y que, por el contrario, ha cultivado la civilización de la reciprocidad[27].

 

2. La Tierra sólo puede sobrevivir si funciona de un modo integral. No podemos proteger o salvar fragmentos de la Tierra, del mismo modo que no podemos preservar ningún organismo vivo cortado en fragmentos. La Tierra es una sola realidad viviente. La comunidad humana no puede sobrevivir a menos que todo lo demás viva.

 

3. La Tierra está dotada de un solo tiempo. No tenemos una segunda oportunidad. Si la destruimos todo terminará. Si la degradamos en forma irreversible, la pérdida será irreparable. Si extinguimos los bosques tropicales, destruiremos 60 millones de años de lento y maravilloso despliegue de la savia de la vida.

 

4. Los seres humanos somos un desarrollo derivado de la Tierra. Ella: Gaia, Pachamama… es lo básico y primordial. Por tanto, todo lo humano debe reflejar la primacía de la Tierra. Por ejemplo, la economía debe tener como primera prioridad el bienestar económico del planeta. Mientras la economía planetaria se base en la reciprocidad básica que rige la Vida, los humanos no tendrán que preocuparse. La Tierra producirá y tendremos suficiente. Lo fundamental es la Tierra, no el Hombre. He aquí el viraje cosmológico que tenemos que llevar a cabo los hijos de Abraham. El que lo ppdamos hacer es clave, dado que representamos la energía unilateral más peligrosa: la fermiónica; si no lo odemos hacer, arrastraremos al desastre a todos los demás, como ya lo podemos observar en la negativa de los países más industrializados de firmar el Protocolo de Kyoto [28]. Los occidentales tenemos que pasar del punto a la red: volver a ser sistémicos: sabernos parte del sistema vida. Hay que volver a cultivar el animismo judeo-cristiano: la mística ecológica cristiana, la kabbalah judía: recuperar todas las herejías reprimidas que reclamaban la Paridad.

 

5. El sistema de funcionamiento de la Tierra ha sido alterado en la transición de la era cenozoica al Ecozoico. Los humanos no tuvimos nada que ver con la aparición y formación del Cenozoico. Fue puro don. En esa era, la Tierra desplegó su poder creativo hasta producir el nicho cabal que podía recibirnos. No participamos en su desarrollo inicial pero, en el Ecozoico, los humanos tendremos una influencia determinante en todo el proceso evolutivo que siga. Hasta ahora, empero, el poder constructivo de la creatividad monoteísta, en los sistemas naturales, ha sido mínimo y su poder de destrucción inmenso. Tenemos que aprender, de los animistas, a Criar la Vida.

 

6. Necesitamos nuevos principios éticos que reconozcan el mal absoluto del biocidio: destrucción de los sistemas vitales, y del geocidio: destrucción del planeta. Necesitamos crear un nuevo lenguaje ecozoico. Nuestro lenguaje monoteísta es radicalmente inadecuado, como lo podemos comprobar en el lenguaje de la ética, de la medicina, de la economía, etcétera. Ni siquiera existen palabras para nombrar lo nuevo que presentimos. También es necesario modificar el ámbito jurídico, ya que éste no dispone de los conceptos y términos para tratar las relaciones entre la Tierra y los humanos. No tenemos la estructura legal necesaria para comenzar esta nueva era ecozoica

 

7. El Ecozoico podrá devenir una realidad sólo mediante el reconocimiento de la dimensión femenina de la Tierra, a través de la liberación de la mujer de las opresiones, subjetivas y objetivas, producidas sobretodo por las religiones abrahámicas y a través de asumir una corresponsabilidad compartida, chacha-warmi, para estabilizar una comunidad terrestre integrada, compuesta de energías antagónicas, Bosón / Fermión, pero complementarias.

 

8. En el Ecozoico debe emerger un nuevo rol, tanto para la ciencia como para la tecnología. La ciencia debe proveer una comprensión integral del funcionamiento de la Tierra: un “campo unificado” [29], “teoría del Todo” [30]… y de la modalidad en la cual la actividad humana y terrestre podrían potenciarse mutuamente. Co-evolucionar. La ciencia biológica deberá desarrollar un sentimiento por todo lo que vive; un respeto más profundo por la subjetividad de los seres vivos La tecnología debe armonizarse con el mundo natural. La ciencia monoteísta debe encontrar la ciencia animista y buscar unas nuevas bodas de lo cuantitativo y lo cualitativo.

 

10. Es necesario cultivar una sensibilidad reverencial que reconozca la dimensión sagrada de la Tierra y acepte el mundo natural como manifestación primaria del misterio ultimo de la existencia. Hay que minimizar la tradición europea de la Ilustración, que cumple el mandato del Génesis: “Dominar la Tierra”, y maximizar la tradición del Animismo amerindio: “Criar la Vida” [31].

 

11. Es necesario un nuevo lenguaje ecozoico. Nuestros idiomas cenozoicos son radicalmente inadecuados para ello. Se debe proceder a la compilación de un nuevo diccionario que comprenda nuevas entradas, en forma de “quatums conceptuales”, como por ejemplo: Onda-Partícula, Animismo-Monoteísmo, Ayni-Capitalismo, Ayllu-Estado …, superando la lógica atomista de la “cosa en sí”; por ejemplo: sólo Monoteísmo o sólo Animismo, sólo Estado o sólo Ayllu, pero nunca los dos. La Vida es un asunto de alquimia: de saber dosificar. Así como la introducción de nuevas palabras y conceptos; por ejemplo, Suma Qamaña, animismo judeocristiano para nombrar los nuevos modos de ser y para guiar el comportamiento que está emergiendo.

 

12. Psíquicamente todos los arquetipos del inconsciente colectivo, producidos por el homo sapiens sapiens animista, adquieren una nueva validez como nuevas vías de funcionamiento, especialmente de nuestra comprensión simbólica del viaje iniciático de la vida; del mito de la muerte-resurrección, de la Magna Mater, Gaia, Pachamama

13. Las vías para transitar del Cenozoico al Ecozoico ya no pueden ser las que marcó Plotino[32] y que sellaron la travesía ascético-capitalista del Occidente monoteísta: las vías: purgativa, iluminativa y unitiva que dejaron fuera el deleite, la alegría, la creatividad y la justicia; su meta no fue la compasión, ni el compartir: apthapi, sino la contemplación individualista y solitaria y el alejarse de la Tierra y de las relaciones.

 

Las vías o thakhi o tao del Ecozoico: las políticas globales del Vivir Bien o Caminar Acompañados, podrían ser las siguientes: una Vía bosónica que cultiva la reverencia, la maravilla, el deleite de la Naturaleza; una Vía fermiónica que afirma y apura la oscuridad, el silencio y el vacío: el sufrimiento, que destilan, misteriosamente, lo cualitativo; una Vía creativa que cultiva el ingenio, las habilidades y la imaginación que nos convierten en co-creadores del Ecozoico; una Vía transformativa que, al aliviar el sufrimiento, al combatir la injusticia, al convivir en mutualidad y alegría, al esforzarnos por la homeostasis del planeta, nos permite reunimos para celebrar y agradecer el don y la maravilla de la Vida: el con-vivir bien, justamente.



[1] Concepto introducido por los cosmólogos Thomas Berry y Brian Swimme, para señalar una nueva era en la historia de la Tierra y de la humanidad, caracterizada por la preocupación por la ecología como arte y técnica de vivir en armonía con el universo, con la tierra, con todos los seres vivos, con todos los elementos y energías universales. Ver La historia del universo de Brian Swimme y Thomas Berry, Buenos Aires: Uriel Satori Editores, 2002.

[2] Sociedad industrial es un concepto que menta a sociedades monoteístas, con estructura social urbana, y que como resultado del triunfo de la Ilustración, llevaron a cabo la Revolución industrial, a partir de la transformación de sus sociedades feudales agrarias previas.

 

[3] Cf. Javier Medina, ¿Qué Bolivia es posible y deseable? Repensar la economía, el desarrollo y la modernidad desde lo local y el nuevo paradigma, para no desaparecer en la globalización. Sucre: PADER / UASB, 1999.

[4] Vea: Javier Medina, Suma Qamaña. Por una convivialidad postindustrial. La Paz: Garza Azul Editores, 2006.

[5] Me inspiro en la obra de Thomas Berry, The Drean of the Earth. San Francisco: Sierra Club Books, 1988; en el Pardès Rimonin, El huerto de las granadas, de Moisés Cordovero, 1522-1570, una lectura energética de la creación y en esa joya, debida a Juan van Kessel y Dionisio Condori, titulada: Criar la Vida. Trabajo y tecnología en el mundo andino. Santiago: Vivarium, 1992.

 

[6] Vea: Javier Medina: “La alternativa animista”, en Repensar Bolivia. Cicatrices de un viaje hacia sí mismo: 1972-1992. La Paz: HISBOL, 1992, 227-238.

[7] Cf. Pedro Brunhart, Javier Medina, Boris Bernal Mancilla, El futuro será la Reciprocidad con elementos del capitalismo. La Paz: Círculo Achocalla, 2012

[8] En efecto: si el Capitalismo no crece, colapsa; si sigue creciendo, igual colapsará, pues la tierra es finita. He aquí el final del juego, acelerado por la escasez del petróleo que mueve a la sociedad industrial y es visibilizada en la subida de los precios: mayor demanda y menor oferta.

[9] Ramiro Condarco / John Murra, La teoría de la complementariedad vertical eco-simbiótica. La Paz: HISBOL, 1987.

[10] Cf, Harvey Cox, La ciudad secular. Barcelona: Península, 1973

[11] Cf. Javier Medina, “Forma Estado y forma Ayllu. Ideas para rebobinar el proceso de cambio”. Ver www.circuloachocalla.org

 

[12] Hans Horkheimer, Alimentos y obtención de alimentos en los Andes prehispánicos. La Paz: HISBOL, 1990.

[13] El espacio-tiempo es la entidad geométrica en la cual se desarrollan todos los eventos físicos del Universo, de acuerdo con la teoría de la relatividad. El nombre alude a la necesidad de considerar unificadamente la localización geométrica en el tiempo y el espacio, ya que la diferencia entre componentes espaciales y temporales es relativa según el estado de movimiento del observador. De este modo, se habla de continuo espacio-temporal. La expresión espacio-tiempo ha devenido de uso corriente a partir de la Teoría de la Relatividad especial formulada por Einstein en 1905.

 

[14] Pacha es el concepto axial donde se expresa con toda su complejidad y riqueza arquetípica la concepción aymara y quechua del cosmos. Pacha se deriva de la silaba Pa que significa dos, bi, dual y Cha que significa fuerza, energía en movimiento. Pacha, por tanto, significa la unidad dual de dos fuerzas primordiales antagónicas: Bosón y Fermión: las energías de la conjunción y la disjunción. Por tanto, el principio de complementariedad de opuestos (y ya no los principios de identidad y no contradicción: fundamentales en la era que termina) se expresa en Pacha (la era que comienza).

 

 

[15] El Mecanicismo implica un rechazo consciente del Animismo, según el cual el mundo está vivo, animado y contiene en sí mismo su principio de vida y sus propios límites. El Mecanicismo desprovee de alma y propósito a la naturaleza; sólo los seres humanos tienen mente racional y propósito y, por tanto, no forman parte del mundo material.

 

[16] La Mecánica cuántica es una teoría física desarrollada a principios del siglo XX que describe las propiedades de la materia y de la energía en el nivel subatómico. Según esta teoría, la materia y la luz pueden ser consideradas simultáneamente como partículas y como ondas, y sólo pueden ser descritas en términos de probabilidades. La partícula de luz se llama “cuanto de energía”, de donde proviene el nombre de la teoría.

 

[17] Isaac Newton elaboró una visión mecánica del universo, regido por leyes inmutables. Este Paradigma mecanicista, apoyado por los métodos experimentales de la ciencia, dió buenos resultados en la Revolución industrial. Permitió entender muchos fenómenos físicos en términos de modelos matemáticos; permitió efectuar predicciones y, sobre todo, demostró ser enormemente útil en el control y la explotación de la naturaleza, estimulando el desarrollo de las tecnologías de la era industrial.

 

 

[18] Véase: Mario Torrez, “Estructura y proceso de desarrollo del Qamaña: espacio de bienestar”, en: Pacha 6(2001)45-67.

[19] Se denomina efecto invernadero al fenómeno por el cual determinados gases, que son componentes de la atmósfera planetaria, retienen parte de la energía que el suelo emite por haber sido calentado por la radiación solar. El efecto invernadero se está viendo acentuado en la Tierra por la emisión de ciertos gases, como el dióxido de carbono y el metano, debido a la actividad humana. Este fenómeno evita que la energía sola, recibida constantemente por la Tierra, vuelva inmediatamente al espacio, produciendo a escala mundial un efecto similar al observado en un invernadero

 

[20] Se denomina Fermión a las partículas elementales en su momento de materia y consistencia en sí mismas. Se opone al Bosón.

[21] Se denomina Bosón a las partículas elementales en su momento de energía y relación. Se opone al Fermión

 

[22] Cf. Basarab Nicolescu, Manifesto of Transdisciplinarity. New York: State University of New York Press, 2002,

[23] En 1915, Albert Einstein formuló la teoría de la Relatividad General, así llamada porque generalizó la Teoría Especial para incluir los efectos de la gravitación. Con esta teoría sacudió nuevamente los fundamentos de la física clásica. Según el postulado más revolucionario de la Relatividad General, el espacio en el que vivimos es curvo y la gravitación es la manifestación de esta curvatura.

 

[24] El viejo tiempo axial lo puso de manifiesto Karl Jaspers en: Vom Ursprung und Ziel der Geschichte. München: Piper Verlag, 1949. El nuevo se inspira en las obras de Thomas Berry, Leonardo Boff, David Bohm, Ernesto Cardenal, Carlos Castaneda, Mathew Fox, Humberto Maturana, Rupert Sheldrake, Brian Swimme …

[25] Véase Javier Medina; Ch´ulla y Yanantin. Las dos matrices de civilización que constituyen a Bolivia. La Paz: Graza Azul Editores, 2008

[26] Véase Brian Swimme, El universo es un dragón verde. Un relato cósmico de la creación. Santiago: Cuatro Vientos Editorial, 1998.

[27] Véase la obra de Dominique Temple, Teoría de la Reciprocidad, I: La reciprocidad y el nacimiento de los valores humanos, II: La economía de reciprocidad, III: El frente de civilización. La Paz: GTZ-padep, 2003.

[28] El Protocolo de Kioto sobre el cambio climático []es un acuerdo internacional que tiene por objetivo reducir las emisiones de seis gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global: dióxido de carbono (CO2), gas metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), además de tres gases industriales fluorados: Hidrofluorocarbonos (HFC), Perfluorocarbonos (PFC) y Hexafluoruro de azufre (SF6), en un porcentaje aproximado de al menos un 5%, dentro del periodo que va desde el año 2008 al 2012, en comparación a las emisiones al año 1990. Los países más industrializados se rehúsan a firmarlo.

[29] En física, la teoría de campo unificado es una teoría de campos que trata de unificar – introduciendo principios comunes – dos teorías de campo previamente consideradas diferentes. Esto implicaría que seria posible describir las interacciones fundamentales entre las partículas elementales en términos de solo un campo.

 

[30] La teoría del todo es una teoría hipotética de la física teórica que explica y conecta en una sola todos los fenómenos físicos conocidos. Después el término se popularizó en la Física Cuántica al describir una teoría que podría unificar o explicar a través de un modelo simple de teorías todas las interacciones fundamentales de la naturaleza

[31] Consultar el hermoso libro de Stephan Rist, Si estamos de buen corazón, siempre hay producción. Caminos de renovación de formas de producción y vida tradicional y su importancia para el desarrollo sostenible. La Paz: AGRUCO / CDE / Plural, 2002.

[32] Plotino, Enéadas: libros III y IV. Madrid: Editorial Gredos, 1985.

 

 

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